Vivimos rodeados de aparatos electrónicos que utilizan baterías para funcionar, no obstante, muy pocas personas se preguntan acerca de ellas, los tipos que existen, donde se usan, entre otras cuestiones. En el caso de los sistemas fotovoltaicos, suele escucharse el término «batería de ciclo profundo». Si implementan uno de estos, quizá tengan varias dudas acerca de este tipo de almacenador de energía. Responderemos algunas de las preguntas más frecuentes para que descubran si es lo que requieren para su sistema solar.
¿En qué consiste una batería de ciclo profundo?
Son una garantía de energía eléctrica y se diseñan para abastecer equipos de consumo con cargas pequeñas en relación con su capacidad y para descargarse hasta un 90%. Pueden descargarse casi por completo y esta es la razón de su peculiar nombre. Esta característica le diferencia de las baterías convencionales, que se descargan únicamente un 5% cada que se utilizan. Otro aspecto notable es que permiten cientos de descargas profundas sin presentar daños, lo que no podrían las baterías comunes de plomo.
¿Cuáles son las aplicaciones de las baterías de ciclo profundo?
La batería de ciclo profundo comienza a utilizarse ampliamente en sistemas solares, pero tiene otras aplicaciones, por ejemplo, se usan en sillas de ruedas eléctricas, scooters, carritos de golf, vehículos, autocaravanas, sistemas de iluminación, entre otras.
¿Hay varios tipos?
La respuesta es sí. Las propuestas en el mercado se diferencian principalmente en sus materiales de fabricación. Para su uso en un panel solar, se ofrecen los siguientes:
Baterías de plomo-ácido
Conocidas como baterías de celda húmeda, son las que llevan más tiempo en el mercado. Su nombre se debe al electrolito líquido en su interior, razón por la que el almacenador debe permanecer siempre en posición vertical. Producen gas de hidrógeno al funcionar, por lo que tienen que colocarse en sitios bien ventilados. Estas baterías son las que más cuidados requieren, como limpieza de ácido residual, aplicación de agua, revisión de terminales, entre otros. Igualmente, son las más pesadas.
Baterías de gel
A diferencia de las baterías de plomo-ácido, no tienen electrolitos internos, por lo que no requieren agua, aunque su precio es más alto y su vida útil es menor en aplicaciones exigentes. El electrolito que usan es gelificado y no es necesario colocarlas siempre en posición vertical, por lo que se usan mucho en medios de transporte.
Baterías de AGM
Comparte las mismas características que el tipo anterior, con la diferencia de que usan un electrolito absorbido en cristal mate.
Baterías de litio
Los expertos coinciden en que estas baterías de ciclo profundo son las mejores por varias razones, por ejemplo, permiten descargas más profundas sin mermas en su vida útil, no requieren tanto mantenimiento y se cargan mucho más rápido que el resto de almacenadores, no obstante, su precio es el más alto, ya que es una tecnología reciente. Pese a ello, tienen la mayor vida útil y el mejor desempeño, por lo que es una excelente inversión a largo plazo.
¿Cómo funciona una batería de ciclo profundo?
El funcionamiento de una batería de ciclo profundo es otro detalle que le diferencia de las baterías convencionales. Está conformada por celdas electroquímicas que permiten la conversión de la energía química en energía eléctrica. Dichas celdas poseen un electrodo negativo y otro positivo, lo que hace posible la conversión y el flujo de la energía por fuera de la batería para suministrar a los equipos de consumo.
El almacenamiento de energía se realiza mediante los sistemas solares, que captan la luz solar gracias a sus celdas fotovoltaicas para después suministrar electricidad durante la noche o en situaciones donde no hay una fuente energética disponible. Esto aplica para los sistemas conectados a la red (on grid), pero hay otros que dependen únicamente de un conjunto de baterías. Se trata de los sistemas off grid que convienen para lugares aislados o donde se requiere independencia energética.
¿Cuáles son sus beneficios?
La batería de ciclo profundo se ha vuelto una opción altamente recomendada para quienes inician en el mundo de las tecnología solares, debido a la variedad de beneficios que ofrece, que es mayor si se compara con las baterías convencionales. Por ejemplo, su capacidad superior de descarga sin que ello afecte su vida útil. En las variantes de litio, no emite gases peligrosos para la salud, por lo que puede instalarse en interiores. Tampoco hay riesgo de derramamiento de ácido.
En comparación con las baterías de ciclo corto, la liberación de energía es más lenta, por tal motivo, no son la mejor opción si se requieren descargas fuertes y rápidas. Pese a ello, dicha liberación es duradera y constante, gracias a sus placas de plomo de mayor espesor que las baterías de plomo convencionales con placas de esponja.
Otro punto destacable es la cantidad de mantenimiento que requieren. Basta con hacer un tratamiento de ecualización para equilibrar las celdas y revisar signos de corrosión. En realidad, los beneficios varían según el tipo de batería, por lo que conviene revisar sus necesidades para elegir el más conveniente.
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